jueves, 27 de noviembre de 2008

LA CATALUNYA OPTIMISTA, CONTRA LA RECESION



LA CATALUNYA OPTIMISTA, CONTRA LA RECESIÓN


A medida que pasan los días y más se habla sobre la situación económica, más se detecta entre la población un desánimo que se traduce en un descenso en el consumo, como un reflejo de prudencia ante los malos augurios de algunos políticos y banqueros interesados y de las predicciones de “ sabios economistas”.

No hace falta ser muy listo, ni ser muy docto en economía, ni un experto financiero, para entender que esa escalada de declaraciones reprime el deseo de consumo, y ello lleva a una espiral peligrosa de no retroceso y de real recesión, dado que termina agravándose la crisis de algo que comenzó como sectorial, convirtiéndose en general..

Un ejemplo de optimismo, nos lo ha dado recientemente el President de La Generalitat, Sr. Montilla. Su llamada a la solidaridad de los que tenemos un puesto de trabajo para los que se han quedado sin él , se basa precisamente en el consumo normal, pero responsable, a fin de evitar el círculo vicioso que produciría lo contrario.

De hecho, el control de los indicadores que sirven de referencia para la evolución de la economía, empiezan a verse tímidamente, pero resultan positivos: La caída del euríbor después de tres años de subidas, se sitúa al día de hoy en el 4,004 por ciento y el IPC (incremento de precios al consumo) está en torno al 2,4 % . Los carburantes han bajado por debajo del euro.

Estando de acuerdo con el President, personalmente le devuelvo ese llamamiento a la solidaridad, y con todo respeto le insto a que promueva la inversión pública en equipamientos y obra pública nueva y de mantenimiento, a fin y efecto de paliar el paro en la construcción, que como todos sabemos arrastra a los demás sectores que se derivan de ella, y que además puede perjudicar al sector del comercio y de los servicios.

Las medidas adoptadas el pasado día 27 de noviembre por el Gobierno de España, van en esa línea con la inyección inmediata a los Ayuntamientos, (las administraciones más cercanas a los ciudadanos), de 8.000 millones de euros, con la única condición de que se ejecuten proyectos de equipamientos públicos generadores de empleo.
Además, deberá poner en marcha, medidas como pueden ser, las devoluciones rápidas del IVA a favor de las empresas de la construcción para evitar su descapitalización y falta de tesorería. Debe estudiarse la conveniencia de flexibilizar la política fiscal represora de la Agencia Tributaria centrada en las sanciones y en su afán recaudatorio, poniendo al servicio de los contribuyente más formación e información a las empresas y de los nuevos emprendedores, dado que las actuales directrices frenan el estímulo de creación de empresas, por el peligro que un error de interpretación de la numerosa normativa contradictoria existente, los arruine.

Especial atención deberán poner los Ayuntamientos que tendrán que administrar esa financiación para la ejecución rápida y efectiva de todos esos nuevos equipamientos y obra pública, con el objetivo único de creación de empleo real. El peso del éxito de estas medidas recae sobre ellos.

Esta solidaridad que se nos pide a los trabajadores, debe exigirse también a los bancos. Ganaron dinero en la época de bonanza, siguen ganándolo, y se benefician con la desgracia ajena. Algunos de ellos, cierran sus créditos a empresas que no tienen historiales de morosidad. Sin más, anuncian que las pólizas de crédito no se renovarán a su próximo vencimiento, ahogándolas. Para colmo, el Gobierno, con el dinero público, garantiza sus fondos. Debería regularse y existir un control público, en contraprestación, de cómo se administra esa capacidad de decisión caprichosa de los Bancos. Por el momento solo nos queda la queja a la Oficina del Consumidor.

Es con el esfuerzo de todos, y con optimismo, como remontaremos esta situación, que aún siendo delicada, no se dan las circunstancias agravantes de otras padecidas con anterioridad.

Fco. Craviotto.
http://www.craviotto-opinion.com/

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